Se mueren y no avisan

Aniversarios, conciertos, cenas en barco.
Espera, no te vayas; admira esta breve
publicación promocionada por Temu.
Aquí, un recuerdo para los que no están.
Aquí, un cebo vivo para los que se quedan.
Una tarotista de pelo azul echa las cartas,
un dudoso experto en nutrición
reprueba a voces tus malos hábitos,
un escolapio con gafas, un friso renacentista,
una botella de cocacola, un perro posando,
una foto de tu hijo, cerrajeros en tu zona.
¡Observa, extraño, cómo quiero a mis amigos!
Y, ahora, la magia única e inigualable
de otro atardecer idéntico al resto.
Lugares comunes, tu madre, el mar,
un arcoíris, el centro comercial, una pared,
mira qué brownie, una frase ininteligible
de algún idiota que es tendencia en tu cabeza,
un gato negro, una pausa para el café,
aquellas vacaciones en Berlín de hace diez años,
el viaje a la India que te abrió los ojos
durante aproximadamente dos días y medio,
la espalda de tu novia, menuda metáfora.
Presta atención: un coach imberbe 
te ofrece el secreto de los poderosos
a cambio de muy poco dinero
–su éxito se apoya en la existencia
de ridículos ilusos como tú–,
tu cantante favorito de joven,
un pimiento verde partido en dos,
un poema sujetado con alfileres,
un retiro de yoga para celíacas,
un guía holístico para débiles mentales,
te duele un poco el pecho, una azucena,
un libro de mierda, un cuadro caído
sobre tu cabeza en mitad de la noche.
Descubrir por azar que aquella persona
que llevaba meses sin darte un me gusta
estaba terrible y definitivamente muerta.